Cada día menos iglesias y congregaciones incluyen la himnologia dentro de sus repertorios de alabanza corporativa, quizás el porqué sea variado y responda a muchos factores, desde iglesias modernas las cuales ignoran los himnos que se han escrito y cantado a lo largo de la historia de la iglesia, desde congregaciones que prefieren canciones con melodías y armonías mas "actuales" o desde iglesias que encuentran "aburrido" o "pasado de moda" el cantar himnos, es algo de una iglesia ya perdida, una tradición de "tiempos antiguos".


Actualmente las iglesias prefieren sonidos más de moda, prefieren canciones más bailables, divertidas o emocionales, canciones que los lleven a un encuentro mas "Espiritual", sin embargo, detrás de la mayoría de las composiciones actuales, vemos solo canciones humanistas, centradas en las necesidades del hombre y como el hombre se siente, dejando de lado el mensaje central de la cruz, el mensaje de la redención y por, sobre todo, el mensaje de Dios. Hemos dejado de lado una adoración bíblica y centrada en el evangelio y nos hemos vuelto a una adoración simplista y superficial, hemos dejado de lado la razón y nos hemos vuelto solo a las emociones, ignorando que solo la verdad de Dios contenida en la palabra escrita es capaz de transformarnos para ser un pueblo consagrado y santo a Dios.

 

No hace mucho tiempo el cantar himnos era parte del culto corporativo de las mayorías de las iglesias, sin embargo, aquello ha quedado relegado, y por favor no me malinterprete, no estoy en contra de las nuevas canciones o las bandas cristianas y solistas que hacen música y bendicen al cuerpo de Cristo. No estoy en contra de los sonidos modernos y de los arreglos musicales. Yo mismo escucho mucha música cristiana contemporánea y aprecio una buena canción que edifica mi caminar cristiano. Más si estoy en contra de la excesiva despreocupación por el contenido de lo que cantamos, especialmente en círculos carismáticos, pues el contenido importa. Debemos cantar canciones que glorifiquen a Dios y edifiquen a su pueblo, así pues, la adoración debe ser teocéntrica en toda su extensión, pues solo Dios es único merecedor de toda gloria y adoración.

 

Es por esto que digo que debemos cantar himnos y no despreciarlos dentro de nuestras iglesias, pues ellos una y otra vez nos hablan verdades bíblicas necesarias para nosotros y por las cuales hemos de exaltar el nombre de Cristo. Por tanto, les daré siete razones por las cuales no debiera su congregación descuidar la himnologia y también usted.

 

 

1) Los himnos glorifican a Dios: Quizás la razón principal, mas también una olvidada por muchos, no quiero que me mal interprete, no estoy diciendo que solo los himnos glorifican a Dios y la demás música no, pues también la buena música cristiana contemporánea lo hace, solo estoy diciendo que los himnos llevan a cabo esta tarea de forma majestuosa y digna ciertamente de imitar. Este es el propósito por el cual cantamos, no cantamos simplemente para sentirnos bien con nosotros mismos o para llenar parte de la litigia o para pasar un buen rato, cantamos para glorificar y exaltar el nombre de Dios “Aclamad con júbilo a Dios, toda la tierra; cantad la gloria de un nombre; haced gloriosa su alabanza” (Sal. 66:2). Cantamos para adorarle a Él en espíritu y en verdad (Jn. 4:23). Los himnos nos elevan ante la majestad y la grandeza de Dios, nos conmueven al contemplar la cruz de Cristo y su redención, nos enseñan a amar a Dios de todo corazón, nos corrigen de no apartarnos de sus preceptos y pecar, nos alientan a vivir vidas santas y consagradas, nos enseñan acerca de la esperanza bienaventurada de su retorno y nos conecta con los santos que dieron sus vidas por nuestro Señor. Ciertamente los himnos glorifican a Dios, pues ellos nos muestran quien es Él a través de los lentes de las sagradas escrituras, son las verdades que cantamos, las verdades que proclamamos, las mismas verdades que nos enseñan cómo darle a Él la gloria en todo lo que hacemos (1 Cor. 10:31; Col. 3:17).

 

2) Los Himnos nos enseñan teología: El teólogo Gordon Fee una vez dijo: "Muéstrame las canciones de una iglesia, y te mostrare su teología"(1). Si esto es verdad entonces deberíamos estar en cierto modo horrorizados por las muchas cosas que actualmente se cantan, las cuales debo decirle con franqueza e honestidad no glorifican a Dios, solo exaltan al hombre. El cantar himnos nos ayuda grandemente en el ámbito didáctico dentro de la iglesia, porque nos permite aprender verdades profundas sobre las bellezas contenidas en las sagradas escrituras, ya que los himnos cubren un gran espectro de doctrinas fundamentales de la fe cristiana histórica. Se ha encontrado que los humanos solo absorben el 20 % de lo que oyen en los sermones, en comparación con la combinación entre palabras y melodía, cantar himnos es una herramienta de edificación fuerte. Si los himnos son repetidos frecuentemente, lo cual es un factor importante en el proceso de memorización, mas versos rítmicos y música, los himnos se convierten en algo mucho más digestible y que permanecerá más tiempo en la mente. (2).

No descuidemos por tanto la sana doctrina contenida en los himnos, ya que ella nos guía a conocer y adorar a nuestro Dios en espíritu y verdad.  Si las canciones que cantamos no nos informan o enseñan, si no nos enriquecen, si no edifican nuestra fe en la suficiencia de la verdad, si no nos mueven a un compromiso más sincero con Dios, entonces no son canciones dignas de ser cantadas.  La mala adoración es producto de una mala teología, la mala teología produce una iglesia débil, entonces si cantamos lo que creemos, deberíamos apreciar la riqueza teología y practica que se haya en cantar himnos, tal como lo enseño el apóstol Pablo en Colosenses 3:16"Que la palabra de Dios habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría ensañándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canticos espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones."

 

3) Los himnos nos ayudan a expresar mas auténticamente nuestras emociones: Dentro del mundo evangélico actual existe un auge por la búsqueda de experiencias emocionales reconfortantes, las cuales en la mayoría de sus casos se encuentran vacías de un contenido bíblico o de una verdad bíblica como fundamento para dicha experiencia. La mayoría de lo que se canta tiene relación con como yo me siento o como Jesús me hace sentir algo vagamente positivo. La biblia en cambio nos enseña que aun nuestras emociones deben ser sujetadas a la verdad de Dios, ella debe modelar el cómo nos sentimos y como lo expresamos, ya que nuestras emociones nacen de un corazón engañoso y difícil de controlar (Prov. 4:23; Jer. 17:9). En una ocasión cuando un intérprete de la ley le preguntó a Jesús cuál era el gran mandamiento de la ley, Jesús le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Aquí vemos que cuando adoramos y alabamos a Dios, todo nuestro ser está envuelto, incluyendo nuestras emociones. Lo triste y peligroso de esto es cuando nos dejamos llevar solamente por ellas, y dejamos a un lado nuestra mente y razón. Esto puede traernos consecuencias graves, aun incluso el que otras personas manipulen las emociones de los demás, distorsionando la Palabra de Dios para que hagan lo que su líder espiritual ordene. Necesitamos las emociones, por supuesto, pero con raciocinio. Es decir, controlar el corazón con la razón (3).

Los himnos no solo están llenos de buena teología y doctrina, sino también de un mar de hermosos relatos de como es la vida cristiana, de sus luchas, tristezas y alegrías. Experiencias de hombre y mujeres que entendieron que el mayor tesoro que tenemos se halla en Cristo Jesús nuestro Señor y Salvador y como él es suficiente para todas nuestras necesidades, aun en los momentos de prueba y aflicción. Dejemos entonces que nuestras emociones desborden por tanto de un modo sincero ante la revelación de la verdad de Dios, una verdad que nos confronta, nos enseña, nos conforta y nos sostiene.

 

4) Los himnos despiertan una conciencia social y evangelisticas: Si algo no posee la adoración corporativa actual en muchos círculos evangélicos, es una conciencia social por el otro, ya que mucho de lo que se canta solo tiene que ver con uno mismo y no con como la iglesia en su labor misionera debe relacionarse con los demás y sus necesidades. Nos hemos centrado mucho como iglesia en nuestro bienestar personal, ignorando que nuestra mayor labor no está dentro de la iglesia sino fuera de ella, la gran comisión es el mayor legado que Cristo nos dejo, preocuparnos por la salvación del mundo y sus necesidades (Hch. 1:8; Mt. 28:19-20; Stgo. 1:27). La idea de que nuestra fe deba radicalmente impactar el modo en que nos relacionamos con el mundo no es nueva, ha estado presente como una parte esencial de la tradición de la iglesia y en especial en los himnos, a través del ejemplo de grandes compositores que a la vez fueron grandes evangelistas y activistas sociales como Martin Lutero, Isaac Watts, Charles Wesley, John Newton, Fanny Crosby y aun más actuales como Fred Pratt Green, Brian Wren, Ruth Duck, Bob Kauflin y Keith/Kristyn Getty, entre otros. Toda verdad que cantamos no solo tiene que ver con como vemos a Dios y nosotros mismos, sino también con como vemos al prójimo. Los himnos entonces por siglos han sido una fuente de verdad y aliento en relación a nuestra misión, la cual es llevar el mensaje de la cruz a toda criatura. Verdad la cual han experimentado cientos de misioneros a lo largo de la historia, una verdad de amor y sacrificio, la cual es digna de ser proclamada, cantada e imitada.

 

5) Los himnos se escribieron para el cantico congregacional: Este es un tópico que muchas veces es controversial, pues mucha de la música comercial cristiana actual no es congregacional en su composición y performance. Ella no fue diseñada para ser cantada por las iglesias, lo cual contrasta claramente con el propósito inicial de los himnos. El origen del canto congregacional en la reforma del siglo XVI fue fundamentalmente gracias a los himnos, los cuales eran formulados para las iglesias. Lo que se buscaba era que las iglesias nacientes cantaran las verdades contenidas en la biblia, esto en parte debido a la escasa música existente para el pueblo en su propio idioma. Esta fue la razón principal que motivo a Martin Lutero a escribir los primeros himnos en la lengua nativa germana y por la cual se fundaron los himnarios congregacionales, para que la congregación cantara y tuviera un modo de alabar a Dios y ser también enseñados en la palabra.

Actualmente la mayoría de la música es solo para ser escuchada, pero no reproducida por las iglesias, ya sea porque sus letras son muy complejas de poder cantar o porque sus melodías, ritmos y tiempos no son fáciles de ejecutar por los músicos o aun porque el rango vocal no es el más apropiado para la mayoría de los creyentes.

Los himnos son piezas mucho más simples en este sentido, generalmente escritas en versos con estructuras musicales definidas, repetitivas y fáciles de seguir, las cuales permiten que la congregación fácilmente las reconozca y las cante. También las melodías permiten fácilmente ser reacomodadas y re armonizadas a las necesidades de las iglesias locales y de los ministros de alabanza. Por esta razón son de gran utilidad en el diario vivir de cada membrecía.

 

6) Los himnos naturalmente poseen un uso litúrgico: Las canciones contemporáneas son generalmente usadas en las iglesias en "bloques de adoración”, los cuales consisten de periodos extendidos de música en los cuales cada canción se une a la otra y se conjugan, típicamente conteniendo tópicos similares y también tonalidades musicales similares. Sin embargo, muchas canciones no poseen un enfoque teológico claro, menos una función litúrgica especifica. Los himnos en este sentido, encajan mucho más fácilmente en los patrones de adoración cristiano histórica, en especial relación a las distintas facetas que pueden o no presentarse dentro de un culto, típicamente como lo son (las oraciones, las alabanzas, las lecturas devocionales, las acciones de gracias, la predicación, las ofrendas, la comunión, etc.) en donde los himnos pueden ser usados para complementar dichas partes de la liturgia. Así También los himnos pueden ser usados para ocasiones especiales como los sacramentos (Bautismo y Santa cena), cultos misioneros, cultos fúnebres, etc. Esto recalca la diversidad de utilidad que puede dárseles a los himnos y como ellos se compenetran mejor con el quehacer litúrgico de la iglesia.

 

7) Los himnos unen generaciones de cristianos: Este tópico claramente no es propio de los himnos, dentro de cien años mas podríamos decir lo mismo de las canciones contemporáneas que ahora cantamos, sin embargo, es parte esencial de los himnos, no tan solamente los clásicos de siglos pasados sino también de los contemporáneos de hoy en día. Toda adoración es histórica, porque relata los actos creativos y redentores de Dios en la historia, toda adoración es contemporánea pues refleja la iglesia actual y también toda adoración es futura porque será lo que haremos por la eternidad junto a todos los santos. Los himnos por tanto nos unen a aquellos cristianos de fe que vivieron antes de nosotros, en culturas, épocas y trasfondos distintos pero que son iguales a nosotros en su devoción y servicio a Dios. Los himnos nos unen a las experiencias de miles de millones que caminaron la senda que nosotros estamos caminando y terminaron la carrera que nosotros estamos corriendo. Al cantar himnos nos unimos a ellos y aprendemos de ellos. De sus experiencias en el caminar cristiano, de lo que significa seguir a Cristo aun hasta la muerte, de lo que significa perder y ganar, sufrir y llorar, más lo que significa amar la cruz y al salvador que venció la muerte para darnos vida (Heb. 12:1-3). Los himnos nos unen a ellos, a esas grandes mentes, a esas almas piadosas que tienen mucho que enseñarnos y de quienes tenemos mucho que aprender, cuyo ejemplo es digno no solo de conocer sino también de imitar. Cuando cantamos estas verdades eternas, estamos proclamando la fidelidad de Dios a lo largo de la historia.

 

Gracias a Dios hemos visto el renacer de los himnos de manos de congregaciones, bandas y solistas las cuales han tomado este legado de gracia y lo han reacomodado a la modernidad, rescatante sus letras y melodías y haciendo de este tesoro un tesoro disponible para todos. Es de destacar la labor de bandas y solistas como Page CXVI, The Enfield Hymn Sessions, Indelible Grace Music, Gaither Vocal band (Disco “Hymns”), Guy penrod (Disco “Hymns”), Matt Boswell, Steve Green (hermoso disco en español “Himnos: Un retrato de Cristo), Fernando Ortega, Chris Rice (Disco “Peace like a river: The Hymns Project”), Alan Jackson (Disco “Precious Memories: Vol I y II”), Norton Hall Band, Ascend the Hill (Disco “Hymns: Take the world, but give me Jesus”), entre muchos otros.

 

Para concluir, no estoy diciendo que solo se cante himnos en las iglesias, pues ciertamente a lo largo de la historia de la iglesia se ha escrito bastante buena música y de muchos estilos musicales, solo le pido que no los deseche como mera "tradición" sino vea en ellos la riqueza que ellos mismos contienen como una fuente de edificación para sus iglesias y el canto congregacional. Finalmente, si ha de elegir una canción que se cante en su iglesia local o si usted decide escuchar una canción cristiana, elija bien, elija una canción que le edifique en la verdad de Dios, que honre a Cristo y glorifique a Dios, canciones centradas en el evangelio, con un contendió bíblico y doctrinal saludable para usted. Créame, se sorprenderá de cuanta buena música hay allá fuera, la cual solo basta que usted descubra y sea su vida cristiana enriquecida por ella.

 


Publicado originalmente por Cantemos el Evangelio.