La señal del estanque de Betesda
El Estanque de Besteda de cinco pórticos, situado al lado del templo, representa el corazón de Israel que había intentado con su religión basada en la Ley (Pentateuco), entrar a una comunión con Dios. Los escritos que fueron manifestados con gloria a Moisés, desde el mismo corazón de Dios y entregados a un pueblo que los recibió por gracia, pues hasta ese momento eran esclavos. Al poco andar, renegaron de Dios y tuvieron que vagar por el desierto hasta morir, sólo los hijos de estos entraron a la tierra prometida. Pasaron los siglos y los israelitas enfermaron, pues al tratar de cumplir la ley en un esfuerzo para salvarse a sí mismos, estaban dependiendo de su propia justicia, rechazando el actuar de Dios en sus vidas, entregándose a corrientes de idolatría.
Así Hay muchos que viven una vida religiosa y dependen de su propia ley o pensamientos para llegar a Dios, sin entender que los resultados son funestos, tienen su propio Estanque de Betesda, con una vida de religión que sólo consigue que las aguas de Dios estén detenidas en el alma, con un evidente olor a putrefacción y el dolor de la enfermedad interior, que se ve reflejada en la sintomatología de acciones pecaminosas.
Al estanque de Betesda de tiempo en tiempo un ángel venía y agitaba las aguas para traer sanidad, pero sólo uno lograba ser sano. Este ángel representaba a la cantidad de mensajeros o profetas que Dios envío para mover las aguas espirituales de su pueblo, sin conseguir que ellos volvieran su corazón a Dios, pues muchos seguían enfermos en su religión.
Dios permanentemente nos está enviando a sus mensajeros a mover las aguas de nuestro corazón para encontrar el milagro del Señor, pero es imposible si seguimos confiando sólo en nuestro estanque de religión.
Betesda significa “casa de misericordia”, e igual que el paralítico, Israel necesitaba que alguien le mostrara misericordia en su condición sin esperanza. El Señor mostró su amor con el paralítico y le ofreció lo mismo que por siglos le había ofrecido a su pueblo Israel, sanarle.
Cada uno de nosotros está en el mismo callejón sin salida como el paralítico, inútiles para salvarnos a nosotros mismos y desesperadamente perdidos. Estamos destinados a llevar nuestros pecados hasta la tumba y pasar a una eternidad de condenación, a menos que Dios nos extienda Su misericordia. Y así, al encontrarnos aquí en el mismo lugar en que estamos y conociendo nuestra condición, Él nos pregunta, como al paralítico: “¿Quieres ser sano?”
¿Quiere sanar de su religión y venir a la Gracia?
Termina este pasaje, con las palabras de Jesús manifestando: Mi Padre y Yo trabajamos hasta hoy. Es tiempo que entreguemos nuestro corazón al Señor y dejar que él trabaje en nosotros, pues su obra es perfecta.
Fernando Falcon
Fernando Falcon es un Pastor que lidera la Iglesia Nueva Providencia.